El desafío de la Verdad

Gustavo Manrique Salas
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May 10, 2025

Los últimos años han sido cruciales en materia de comunicación. La desinformación ha tomado nuevas y peligrosas dimensiones en la era digital. Las fake news (noticias falsas) y los deepfakes (hiperfalsificación) han pasado de ser meras curiosidades tecnológicas a convertirse en herramientas de manipulación que impactan la sociedad, la política y la reputación empresarial, poniendo en riesgo nuestro modo de vida.

La propagación de noticias falsas no es un fenómeno nuevo, pero la velocidad con la que viajan y la sofisticación de las herramientas utilizadas para crearlas han alcanzado niveles alarmantes.

Según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT), las noticias falsas se propagan seis veces más rápido que las verdaderas en redes sociales. Y con el auge de la inteligencia artificial generativa, la falsificación de videos, audios e imágenes ha puesto en jaque la credibilidad de la información en el mundo digital.

Los deepfakes —videos manipulados mediante inteligencia artificial para imitar a personas reales— representan una de las amenazas más graves en la actualidad. Desde videos falsos de líderes políticos hasta audios clonados de ejecutivos de empresas, esta tecnología ha demostrado su capacidad para influir en decisiones políticas y económicas.

Un caso emblemático ocurrió en 2023, cuando se viralizó un deepfake del presidente Volodymyr Zelensky en el que supuestamente ordenaba a las tropas ucranianas rendirse ante Rusia. Aunque fue rápidamente desmentido, la desinformación tuvo un impacto en la moral de la población y dejó en evidencia la vulnerabilidad de la comunicación en tiempos de crisis.

En el ámbito empresarial, los deepfakes también han sido utilizados para cometer fraudes. En 2022, se reportó un caso en el que un grupo de ciberdelincuentes usó tecnología de clonación de voz para hacerse pasar por un CEO y estafar a una empresa en Asia con una transferencia de más de 35 millones de dólares.

En 2023, una gran empresa de tecnología sufrió un ataque coordinado en redes sociales, donde se difundió una falsa crisis de ciberseguridad, generando una caída del 8% en el valor de sus acciones en un solo día.

Un informe del Reuters Institute y la Universidad de Oxford en 2024 reveló que, aunque los usuarios confían más en los medios tradicionales para informarse, el 64% sigue obteniendo noticias principalmente de redes sociales, lo que aumenta la exposición a información manipulada.

WhatsApp y Telegram han sido especialmente problemáticos, ya que el cifrado de extremo a extremo dificulta el rastreo de información falsa.

Para las empresas, las fake news y los deepfakes no solo representan una amenaza reputacional, sino también un riesgo financiero. Según el informe Edelman Trust Barometer 2024, el 69% de los consumidores declara que dejaría de comprar productos de una empresa si descubre que esta se ha visto envuelta en un escándalo basado en información falsa.

La era digital ha abierto una ventana de oportunidades para la comunicación, pero también ha multiplicado los riesgos de desinformación y manipulación. Las fake news y los deepfakes han demostrado que la verdad ya no es suficiente: debe ser protegida, verificada y comunicada con responsabilidad.